Francesc La-Roca

Francesc La-Roca

Fundación Nueva Cultura del Agua (FNCA)

1. La Fundación Nueva Cultura del Agua: origen y referentes

La Fundación Nueva Cultura del Agua es una organización sin ánimo de lucro de ámbito de actuación ibérico, cuya misión es recoger, integrar, generar y transmitir conocimiento y valores humanos para promover la adopción de la Nueva Cultura del Agua, entendida ésta como un cambio de paradigma hacia la sostenibilidad ambiental, económica, social y cultural, orientado a una consideración ecosistémica y patrimonial del agua. Somos profesionales procedentes de diferentes ámbitos (académico, empresarial, cultural, social…) que, a través del conocimiento científico y con sensibilidad social, defendemos una Nueva Cultura del Agua. (http://www.fnca.eu/).

Nueva Cultura del Agua (Martínez Gil, 1997) resume en tres palabras la propuesta de abordar, de una forma distinta a la habitual, las cuestiones relacionadas con el agua evitando, por un lado, el reduccionismo de los enfoques disciplinarios y transcendiendo, por otro, el conocimiento científico, que se concibe como una parte -irrenunciable, pero solo una parte- de esa nueva cultura, definida también por un conjunto de valores y sensibilidades -ecológicos, sociales- que configuran una visión holística del agua y la dotan de coherencia.

La Fundación nace en el contexto de las luchas de oposición a la construcción de grandes obras hidráulicas (Riaño, Itóiz, Jánovas, Santaliestra…) reactivada tras la consolidación de la reforma del franquismo en 1978 y el acceso al gobierno del partido socialista en 1982. En 1995 las diferentes plataformas locales de defensa de los pueblos amenazados por las obras hidráulicas se reunieron en una Coordinadora de Afectados por Grandes Embalses y Trasvases (COAGRET), con capacidad suficiente para atraer al debate a científicos y técnicos con una visión crítica de la política hidrológica del Estado. Este grupo de investigadores contribuye con su experiencia científica y con informes específicos a formalizar los argumentos de los movimientos sociales y a proponer su confrontación pública con los de la administración promotora de las obras. Con el tiempo constituirán el núcleo fundador de la FNCA.

Como primer paso destacable, se convoca un Congreso Ibérico sobre Planificación y Gestión de Aguas. Celebrado en Zaragoza en septiembre de 1998 bajo el expresivo lema de El agua a debate desde la Universidad. Hacia una nueva cultura del agua (Arrojo & Martínez, 1999), el congreso moviliza a un importante número de académicos e investigadores respaldados formalmente por los rectores de 60 universidades de España y Portugal. Como resultado de la reunión se evidencia la importante cantidad de grupos de investigación en temas relacionados con el agua que han venido desarrollando sus actividades con escasa conexión entre ellos, al tiempo que se valora la oportunidad de mantener la continuidad del recién iniciado debate pluridisciplinar. La conveniencia, percibida por los asistentes, de dar continuidad al debate, transciende el impulso inicial de apoyo a los movimientos sociales agrupados en COAGRET y recoge su propuesta de construir una nueva cultura del agua.

La convocatoria del congreso se produce en un momento de renovación mundial de la política de aguas que, en la Unión Europea, se inicia con la presentación de una propuesta de directiva relativa a la calidad ecológica del agua –antecedente de la vigente directiva marco del agua (DMA). Propuesta que en el estado español tropieza con la férrea oposición de la comunidad de política tradicional del agua. Ésta, integrada por regantes, hidroeléctricas, grandes constructoras y consultoras, contrapone al nuevo planteamiento de la directiva –finalmente aprobada en 2000- la continuidad de una política, basada en la gran obra hidráulica, que se oficializa con la aprobación en 2001 del Plan Hidrológico Nacional.

La directiva marco del agua, al colocar en el centro de la acción política la protección de los ecosistemas acuáticos y el uso sostenible del agua, reconoce explícitamente la complejidad del objeto a regular y convoca la participación de numerosas áreas y formas de conocimiento. La gestión del agua en el siglo XXI deja de ser -al menos sobre el papel- una tarea de ingenieros, para reclamar la participación de ecólogos, químicos, economistas, etc. Es más, la DMA prevé la participación activa de las partes interesadas y el público en general.

La Fundación Nueva Cultura del Agua se constituye formalmente en 2000, con la misión de contribuir a la construcción y transmisión de conocimiento en torno al agua desde una perspectiva explícitamente transdisciplinar.

El número y el perfil profesional de los socios de la FNCA ha permanecido aproximadamente estable a lo largo de los casi veinte años transcurridos desde su creación, con una participación de aproximadamente el 60% de miembros de la universidad y otros centros de investigación y el 40% restante repartido entre personal técnico de las administraciones públicas y, en menor medida, del sector privado y ONGs. (Tabla 1).

Tabla 1. Perfil profesional de los socios fundadores de la FNCA (2002). Fuente: Bukowski (2017b; 17).

Por otra parte, la formación académica de los socios fundadores muestra una notable diversidad, como queda reflejado en la siguiente Tabla 2[1].

Tabla 2. Caracterización disciplinaria de los socios fundadores (2002) Fuente: Bukowski (2017b; 17)

La experiencia de la FNCA ha merecido la atención en el ámbito de los estudios sobre la manera de hacer ciencia, su relación con otras formas de conocimiento y su papel en la toma de decisiones en asuntos complejos como la política de medio ambiente. Bukowski (2017a,b) ha descrito la FNCA como una comunidad epistémica en la que, siguiendo a Haas (2004), encuentra los siguientes rasgos:

a) Red de profesionales con experiencia y competencia reconocidas en un determinado ámbito y con una reivindicación de conocimiento relevante para la política en ese ámbito o área temática.

b) Principios e ideas normativas compartidas.

c) Convicciones causales compartidas.

d) Nociones de validez compartidas.

e) Proyecto político común.

Entre los principios e ideas normativas compartidas nos interesa aquí detenernos someramente en los referentes comunes de carácter epistémico, que se han ido consolidando mediante la práctica y el debate interno, al menos entre los miembros más activos de la comunidad epistémica, y que enunciamos de manera esquemática a continuación.

Uno de los puntos de partida del trabajo de la FNCA es la crítica al enfoque reduccionista de la política de aguas del siglo XX que se pretende superar. La concepción de la política hidrológica como un problema hidráulico a resolver mediante la construcción y gestión de obras de infraestructura de almacenamiento y transporte de agua al servicio de la producción ignora, por ejemplo, la complejidad de los procesos de los ecosistemas acuáticos o la imbricación de éstos con aspectos fundamentales de la vida social (simbólicos, lúdicos y, en general, no lucrativos) que quedan fuera del foco de esta aproximación y son, por tanto, ignorados en la toma de decisiones.

El reto que se plantea es el de cómo abordar la comprensión y la representación de la complejidad desde una perspectiva holística, recomponiendo el desmenuzamiento analítico de las disciplinas tradicionales que tratan aspectos relacionados con el agua. Al adoptar una visión sistémica (socio-ecosistémica) cobran una importancia especial las cuestiones relacionadas con la conjugación de las diversas escalas (espaciales, temporales, niveles de organización) en las que se desarrollan las investigaciones, por un lado y, por otro, el diálogo (luego veremos cómo) entre las distintas disciplinas que aportan su mirada a una determinada escala.

Parafraseando a Haas, entre los fines de la Fundación por una nueva cultura del agua está la reivindicación de conocimiento relevante para la política en ese ámbito o área temática. En otros términos, la FNCA aspira a tener incidencia en la política del agua, por lo que su orientación epistémica está en ese sentido enfocada a la resolución de problemas (problem solving). Es precisamente esa vocación de incidencia política la que lleva a cuestionar no sólo la fragmentación disciplinaria, sino también las condiciones de producción y validación del conocimiento científico y su aplicación a la toma de decisiones colectivas.

La aproximación socio-ecosistémica a los problemas relacionados con el agua se nutre de las aportaciones de la economía ecológica y la ecología política, en las que el concepto de ciencia posnormal, propuesto por Funtowicz y Ravetz (1994, 2000), es comúnmente aceptado como marco epistemológico, por lo que éste es también un referente para la FNCA.

Según estos autores, ante situaciones complejas en las cuales hay que fundamentar decisiones urgentes en presencia de valores en conflicto y con un elevado nivel de incertidumbre y riesgo, los procedimientos de la ciencia normal (en el sentido de Kuhn (1962) no son suficientes. Por ello proponen un marco diferente, la ciencia posnormal, en la cual los criterios de validación se desplazan del producto -los resultados- al proceso de construcción del conocimiento, por un lado; y, por otro, se amplía la comunidad de pares tradicional en el proceso de revisión de la producción científica a una comunidad extendida en la que participan, en plano de igualdad con los anteriores, todos aquellos que tienen algo que decir en el asunto porque tienen algo en juego (at stake).

El enfoque posnormal está en línea con la llamada a la pluralidad metodológica, fundacional de la economía ecológica (Norgaard, 1989), uno de los intentos más serios de transcendencia de los límites disciplinarios. También cierta visión de la transdisciplinariedad forma parte de las características fundacionales de la economía ecológica. Entendida inicialmente como un intento de integrar y sintetizar muchas perspectivas disciplinarias diferentes (Costanza et al., 1991), pronto evoluciona hacia una concepción más amplia y acorde con el enfoque posnormal, según la cual la transdisciplinariedad no solo integra perspectivas disciplinarias diferentes, sino que también atiende a los valores e intereses de una comunidad amplia que trasciende el ámbito de los científicos.

El planteamiento transdisciplinar supone un reto al marco disciplinario de validación del conocimiento al ampliar la comunidad de pares a miembros ajenos no solo a una disciplina institucionalizada, sino también más allá de la propia comunidad científica. Este es un territorio por explorar y, como Terra Incognita, no exento de riesgos y posibles sorpresas.

La asunción de una finalidad del conocimiento distinta de la mera satisfacción de la curiosidad, como es la solución de problemas, es decir la contribución a la capacidad de transformación de la realidad gracias a una comprensión mejor de los fenómenos, sitúa la interconexión entre la ciencia y la política en el centro del debate. Un debate importante que no solo afecta al uso de la ciencia en la elaboración y justificación de las políticas, sino también a la propia actividad de producción científica, su validación y legitimación como guía para la acción y su relación con otras formas de conocimiento.

Bukowski (2017b) se vale de un esquema de análisis de la interconexión entre política y ciencia para caracterizar las actividades de la FNCA. El esquema se describe como un continuo entre dos polos, que transita entre una posición más positivista, que entiende la ciencia como una actividad claramente distinta de la política (de la cual conviene mantener lo más separada posible) y otra más constructivista, según la cual la ciencia y la política están sometidas al mismo tipo de presiones propias de la interacción social. Entre el primer extremo, descrito como fortaleza ciencia y el último co-producción, se insertan las categorías intermedias etiquetadas como evaluaciones científicas autónomas, evaluaciones científicas políticamente comprometidas y comunidad de pares extendida / democratización de la ciencia.

A partir de las entrevistas realizadas a miembros de la FNCA y del análisis de documentos, Bukowski concluye que en la Fundación se pueden observar posiciones correspondientes a todas las categorías establecidas, dependiendo individualmente de los socios y colectivamente del momento y de la estrategia de intervención adoptada según el cambiante contexto político.

2. Algunos ejemplos de la actividad de la FNCA

Teniendo en cuenta esa diversidad temporal y personal de las actividades de la FNCA hemos seleccionado algunos proyectos, que cabe situar en las casillas de democratización de la ciencia y co-producción, en los cuales las barreras disciplinarias eran percibidas como un problema y, en consecuencia, se adoptaron medidas proactivas para resolverlo. Hay que señalar que otras muchas actividades de la FNCA, entre las que destaca la celebración bianual desde 1998 de los Congresos Ibéricos de Gestión y Planificación de Aguas, comparten la vocación transdisciplinar de los ejemplos aquí comentados.

  • La Guía Nueva Cultura del Agua o la base del diálogo interdisciplinario[2]:

La guía virtual Nueva Cultura del Agua, actualmente en proceso de revisión, se concibió en 2011 con la finalidad de difundir esta nueva visión del agua construida a partir de la crítica de la tradición hidráulica y sus consecuencias sociales y ecológicas, que se había ido consolidando desde el congreso de 1998. La guía, destinada a un público no especializado, se organiza en 11 áreas temáticas que pretenden cubrir diferentes perspectivas desde las que se abordan las cuestiones más relevantes relacionadas con el agua, a partir un enfoque integrador, ecosistémico y socialmente participado[3]. La guía contó con la colaboración de una cincuentena de autores tanto de la FNCA, como ajenos a la misma. La mayor parte de las colaboraciones, bien por su planteamiento, bien por su autoría -ya sea porque están escritas en colaboración o por el perfil de su único autor- trascienden los límites disciplinarios establecidos. A ello contribuye la propia definición de los temas que, en su mayoría, incorpora un elemento de transversalidad que reclama de manera natural el concurso de diferentes aproximaciones.

  • El Observatorio de las políticas del agua[4]:

En 2006 la FNCA inicio un proyecto de Observatorio de Seguimiento e Implementación de la Directiva Marco del Agua (ODMA). Con el fin de analizar la adaptación de la planificación hidrológica al nuevo marco establecido por la directiva de aguas aprobada en 2000, se constituyó un equipo de trabajo integrado por dos subgrupos. Uno, encargado de desarrollar un marco de análisis temático, siguiendo los elementos básicos que estructuran la propia directiva, integrado principalmente por académicos y, por tanto -aunque de manera imperfecta- fácilmente asimilables a áreas de conocimiento establecidas. El otro, encargado del seguimiento en cada demarcación de los temas seleccionados tenía una composición menos homogénea y se articulaba en torno activistas cualificados de los movimientos sociales en torno al agua en cada territorio analizado. De esta manera se integraba de manera directa en las tareas de seguimiento el conocimiento directo e insustituible de los actores afectados por la planificación, con sus propios intereses y valores. El proyecto cambió de nombre en 2013 adoptando el de Observatorio de las Políticas del Agua (OPPA), más acorde con el conjunto de actividades que venía desarrollando y que contemplan también otros ámbitos de la política hidrológica. Sin embargo –y esto es lo importante- la red de colaboradores del Observatorio con el doble perfil temático y territorial, por un lado, y académico y activista, por otro, se ha consolidado y sigue activa.

  • El acercamiento al mundo del arte: Litoral[5] e Inner Nature[6]:

La experiencia transdisciplinaria de la FNCA se extiende también a las artes. Desde su constitución, el proyecto de la Fundación se concibe como la promoción de un cambio en la visión hegemónica en la sociedad del agua y sus múltiples dimensiones, que se entiende como un cambio de cultura. Entre esas dimensiones postergadas por la cultura hidráulica actualmente dominante destacan, entre otros, los usos comunes y los aspectos lúdicos y emocionales[7].

Desde un punto de vista más pragmático, las actividades comunicativas -esenciales a un proyecto de cambio como el emprendido- plantean un conjunto de reflexiones compartidas acerca de los medios, su eficacia comunicativa y su adecuación a los fines. Por otro lado, algunas corrientes artísticas actuales buscan en la ciencia una fundamentación de sus actividades.

De este mutuo acercamiento surgen dos proyectos de carácter muy diferente -la participación en la elaboración de un número de la revista de literatura Litoral y la colaboración en diferentes ediciones del proyecto de videoarte Inner Nature- en los cuales la FNCA contribuye con su visión y conocimiento en temas de agua a unas iniciativas cuyo formato está predeterminado por los artistas. En el primer caso, la revista Litoral, sugiriendo temas, imágenes y alguna pieza literaria además de aportar un texto explicativo de la Nueva Cultura del Agua. El proyecto Inner Nature, una convocatoria global de creación audiovisual en torno a la naturaleza, concebida con un elemento importante de interacción con movimientos sociales, invitó a participar a la FNCA en su segunda y tercera convocatorias. La colaboración se centró en la provisión, por parte de la Fundación, de materiales de carácter contextual que orientaran a los artistas en la comprensión de los objetivos de la convocatoria y en la participación en eventos de acompañamiento de la presentación de los vídeos seleccionados, de carácter local.

3. Reflexiones finales

La experiencia supradisciplinaria de la FNCA, resumida en las líneas precedentes, viene motivada por el reconocimiento de las insuficiencias del conocimiento científico especializado para abordar determinados retos de gran relevancia, como la crisis ecológica planetaria acelerada en las últimas décadas por la intensificación de la globalización capitalista y, más precisamente, los relacionados con el ciclo hidrológico y los usos humanos del agua. Dichas insuficiencias no se restringen a los contenidos de la investigación científica, ni se limitan a cuestiones derivadas de la incertidumbre que le acompaña, sino que están enraizadas en un modelo de gobernanza de la ciencia y de la interconexión del conocimiento con la política obsoleto frente a la urgencia y magnitud de los retos planteados.

El enfoque adoptado por la FNCA, orientado a la resolución de problemas, confiere un carácter exploratorio a la transgresión de las barreras disciplinarias en la ciencia y a la extensión de los planteamientos epistemológicos de la Fundación más allá de ésta.

Este proceso exploratorio, cambiante con el paso del tiempo, se ha visto favorecido por la fertilización cruzada resultante de una cooperación continuada entre investigadores y otros profesionales de distintos campos relacionados con el agua y por las nuevas visiones y demandas aportadas por los movimientos sociales. Los medios audiovisuales y otras tecnologías de la comunicación han contribuido notablemente la tarea facilitando, por un lado, la interacción a distancia y, por otro, la aproximación a cuestiones relacionadas con los medios y las formas de transmisión de conocimiento.

La experiencia de la FNCA (y de la personal de quien esto escribe en numerosos proyectos de investigación con vocación transdisciplinar) muestra la existencia de importantes dificultades intrínsecas al proceso de construcción de un conocimiento transdisciplinario. Así, es necesario resolver cuestiones tan elementales como el uso de un lenguaje comúnmente compartido (por ejemplo, la utilización de unos mismos términos con distinto significado según la disciplina genera confusión), o la disparidad de criterios en las diferentes tradiciones disciplinarias en la aplicación de métodos y técnicas de análisis de uso común, como la estadística (por ejemplo, en la fijación de umbrales, como el tamaño mínimo suficiente de una muestra o de los niveles de  confianza razonables). El trabajo transdisciplinar exige esfuerzo para superar estas diferencias y, sobre todo, una actitud abierta y respetuosa hacia otras aproximaciones al objeto de estudio compartido.

A las dificultades intrínsecas se añaden las externas, como son las derivadas de la organización institucional de la ciencia tanto las de carácter burocrático como las mercantiles, por otra parte, cada vez más inseparables. Los procesos de estandarización mediante protocolos de evaluación (tipo ANECA, indicadores bibliométricos, rankings universitarios, etc.) como elemento necesario para facilitar el intercambio del conocimiento como mercancía, generan un rígido marco que no sólo penaliza la actividad transdisciplinaria, la cual no encaja en la estructura disciplinaria de evaluación, sino que en muchos casos puede suponer también una seria limitación a la creatividad, debido a la dinámica centralizadora –en torno a los casos de éxito– que desencadena.

Ante las incertidumbres internas y externas que conlleva el proyecto transdisciplinar se produce, con frecuencia, una respuesta regresiva amparada por la seguridad que ofrece el marco disciplinario cuestionado. Así, en la ejecución de un proyecto, ante la aparición de desavenencias o incomprensiones entre dos investigadores de distintas disciplinas la solución más fácil -y a priori menos fructífera- es renunciar al trabajo común y realizar cada uno su parte. Por otro lado, la reforma de planes de estudios del proceso de Bolonia ha centrado los grados en torno a los núcleos duros disciplinarios, expulsando de los currícula todo aquello que en las licenciaturas de origen competía a otras disciplinas, mientras la propia lógica de la negociación de los planes de estudio excluía la posibilidad de aprovechar la extensión de las titulaciones de tres años (diplomaturas) a cuatro para introducir una mayor diversidad de conocimientos. Las dobles graduaciones, además de la penalización temporal de un año más para alcanzar el grado, tienen un carácter minoritario.

Jesús Galech en su intervención en el seminario argumentó que la transdisciplinariedad es, ante todo, una disposición de las personas a ver el mundo desde diferentes perspectivas. Si eso es así, debemos concordar con Max-Neef (2005) que una síntesis integradora del conocimiento fragmentado must occur inside each of the brains and, thus, we need to orient higher education in a way that makes the achievement of such a purpose possible, y, a fortiori si no se producen cambios profundos en la actual organización institucional de la ciencia, incluidos los planes de estudio universitarios, es difícil anticipar un escenario futuro de superación de las barreras disciplinarias y mayor integración del conocimiento, sin embargo, tan necesario.

4. Agradecimientos

Agradezco a los organizadores del Workshop Terra Incognita la invitación a participar en él y al resto de asistentes el fructífero intercambio de ideas y experiencias. A Leandro del Moral, que leyó críticamente el texto, le agradezco sus comentarios -siempre acertados- mientras le eximo, obviamente, de toda responsabilidad en el resultado final.

Referencias

Arrojo Agudo, P. & Martínez Gil, F.J. (Coords.) (1999). El agua a debate desde la universidad. Hacia una nueva cultura del agua. 1er. Congreso Ibérico sobre Planificación y Gestión de Aguas. Institución Fernando el Católico (CSIC), Excma. Diputación de Zaragoza, Zaragoza.

Bukowski, J. (2017a). A “new water culture” on the Iberian Peninsula? Evaluating epistemic community impact on water resources management policy. Environment and Planning C. Politics and Space, Vol 35(2); 239-264.

Bukowski, J. (2017b). The Science-Policy Interface: Perceptions and Strategies of the Iberian ‘New Water Culture’ Expert Community. Water Alternatives 10(1); 1-21.

Costanza, R., Daly, H.E. & Bartholomew, J.W. (1991). Goals, agenda, and policy recommendations for ecological economics, in Costanza, R. (Ed.), Ecological Economics. The Science and Management of Sustainability. Columbia University Press, New York; pp. 1–20.

Funtowicz S. & Ravetz J.R. (1994). The Worth of a Songbird: Ecological Economics as a Post-normal Science. Ecological Economics 10(3); 197-207.

Funtowicz S. & Ravetz J.R. (2000). La ciencia posnormal. Ciencia con la gente, Icaria, Barcelona.

Haas, P.M. (2004) When does power listen to truth? A constructivist approach to the policy process. Journal of European Public Policy 11(4); 569-592 [cit. in Bukowski 2017b].

Hernández-Mora, N. (s.a). La Guía Nueva Cultura del Agua: https://www.fnca.eu/guia-nueva-cultura-del-agua/presentacion-de-la-guia/la-guia-nueva-cultura-del-agua

Jantsch, E. (1972). Towards Interdisciplinarity and Transdisciplinarity in Education and Innovation, in OECD (1972) Interdisciplinarity. Problems of Teaching and Research in Universities, Centre for Educational Research and Innovation (CERI)-OECD, Paris; pp. 97-120.

Kuhn, T.S. (1962). The Structure of Scientific Revolutions, University of Chicago Press, Chicago (Il).

Martínez Gil, F.J. (1997). La nueva cultura del agua en España, Bakeaz-Coagret, Bilbao.

Martínez Gil, F.J. (2010) Una nueva cultura del agua y de la vida. La experiencia fluviofeliz, Fundación Nueva Cultura del Agua, Zaragoza.

Max-Neef, M. (2005). Foundations of transdisciplinarity.Ecological Economics 53; 5-16.

Norgaard, R.B. (1989). The case for methodological pluralism. Ecological Economics, 1; 37-57.


  1. La discrepancia entre el número de socios y el de títulos se debe a la doble titulación de alguno de los miembros
  2. https://www.fnca.eu/guia-nueva-cultura-del-agua/
  3. Hernández-Mora (s.a.).
  4. https://fnca.eu/oppa
  5. http://edicioneslitoral.com/tienda/agua-arte-literatura-rl259-edicion-impresa/
  6. http://innernature.webs.upv.es/
  7. Ver, por ejemplo, Martínez Gil (2010).

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